Aumenta en el barrio porteño de Saavedra el repudio al proyecto del ejecutivo que propone una nueva apertura del arroyo Medrano. “No hagan negocios con el parque. Más verde, menos cemento, no dividan el parque”, expresaban algunas de las consignas del encuentro, en el que se remarcó que “ningún vecino votó esto”.
“El parque no se toca. No al proyecto de abrir el arroyo. No más inundaciones”, contenían los panfletos que llamaban a la concentración de vecinas y vecinos de la Ciudad durante el pasado domingo en las inmediaciones del Parque Saavedra, en el que aumentó el repudio a la propuesta del Gobierno local que intenta reabrir el Arroyo Medrano.
“No hagan negocios con el parque. Más verde, menos cemento, no dividan el parque”, expresaban algunas de las consignas del encuentro, en el que se remarcó que “ningún vecino votó esto”. El llamado se pensó para realizar una caravana y abrazo simbólico, con el objetivo de visibilizar un reclamo que apenas comienza pero se une a la antigua lucha de un barrio porteño con miedo a que regresen las inundaciones. Piden, entre otras cosas, una audiencia pública sobre la temática.
Según confirmaron fuentes oficiales, la iniciativa es parte del Plan Hidráulico que se basa en concretar aliviadores para los arroyos entubados que desembocan en el Río de la Plata. El arroyo a cielo abierto podría tener una prolongación de quinientos metros y “caminos peatonales a ambos lados” a efectos de generar “un nuevo corredor junto a un curso de agua”.
Paralelamente al rechazo de las vecinas y vecinos de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, la Defensoría del Pueblo porteña indicó –conforme declaraciones a la prensa- que en relación al arroyo Medrano se adiciona al problema de los anegamientos la contaminación que perjudica a sus aguas. El informe de laboratorio ratificó que cuando ingresan al subsuelo porteño, “las aguas del Medrano ya se encuentran severamente contaminadas (…) Esta contaminación se incrementa sensiblemente a lo largo de su recorrido bajo la Ciudad hasta revelar valores de deterioro mucho más severos en su desembocadura, donde diariamente se practican actividades náuticas y de pesca. La observación satelital muestra con claridad que el agua contaminada se desplaza hacia el sur e invade la zona costera”. Un dato no menor que se adiciona a los motivos que propician un rechazo al plan de reabrir el arroyo.