En la comuna número uno, vecinas y vecinos del Casco Histórico porteño, rechazaron las obras que propone realizar el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de modo que, existe una polémica abierta entre los ciudadanos y la Capital Federal por las obras en el Casco Histórico. Esto se relaciona con trabajos de conservación y renovación de al menos setenta cuadras del barrio porteño de San Telmo. Lamentan perder la identidad aledaña.
La toma de conocimiento de la puesta en valor del Casco Histórico de la Capital Federal, generó grandes polémicas entre quienes se encuentran a favor de la iniciativa y quienes están en contra de las obras que se dieron a conocer el lunes anterior. Conforme el proyecto se intervendrán más de sesenta y siete mil metros cuadrados de espacio público en el polígono conformado por Tacuarí, Avenida De Mayo, Avenida Juan de Garay y Paseo Colón. La propuesta alcanzará una inversión de dos mil doscientos millones de pesos y su finalización se encuentra pactada para el próximo mes de mayo del dos mil veintitrés.
De acuerdo a lo que argumentaron desde el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las obras se encuentran dirigidas a la conservación del patrimonio histórico, incrementar la movilidad peatonal en la zona y la instalación de la arbolada. La puesta en valor hará eje sobre las intersecciones Bolívar, Humberto Primo y Carlos Calvo, donde tendrá tramos que serán “nivelados”, se instalarán bolardos delimitadores entre la vereda y la acera, como los que ya se encuentran instalados en la zona de la Manzana de las Luces y en el Parlamento de la C.A.B.A. En esas intersecciones, a su vez se reemplazará el asfalto que hoy existente por adoquines de granito y granutillo, se sumarán luminarias, arbolado y se arreglarán las veredas dañadas. Sobre la calle Bolívar, también, se construirá una ciclovía, en tanto que Perú será una calle de convivencia, con una velocidad máxima de diez kilómetros por hora.
La propuesta a su vez prevé la puesta en marcha de la fachada del Mercado de San Telmo y del edificio Otto Wulff, de Belgrano y Perú. Paralelamente se cambiará el recorrido de las líneas de colectivo veintidós, veinticuatro, veintiocho y ciento veintiséis, que pasarán a circular por el Metrobus del Bajo y el de la nueve de Julio.
“Con esta puesta en valor integral buscamos consolidar espacios de atracción turística, generar nuevos puntos de interés para los vecinos y visitantes y fomentar el desarrollo de una ciudad a escala humana; mejorando la conectividad entre Parque Lezama y Plaza de Mayo”, indicó durante el lanzamiento Clara Muzzio, titular de Espacio Público e Higiene Urbana.
A pesar de que desde el Gobierno de la CABA aseguraron haber mantenido reuniones con organizaciones no gubernamentales y de comercio, la transformación del Casco Histórico incrementó dudas, y rechazos, entre los vecinos y vecinas aledaños, sobre todo en lo que respecta a la nivelación de las veredas con las calles y a la contaminación sonora.
“No estoy de acuerdo con las obras porque la particularidad de San Telmo es conservar su carácter original. No es casual que por ley esté prohibido modificar las aceras, por ejemplo, que son las características del barrio”, confirmó a Perfil Marta Stolkiner, arquitecta y ciudadana aledaña al Casco Histórico. “Esta modificación desvirtúa lo que el Casco Histórico vale como tal. Se va a producir una modificación del perfil urbano que va a adulterar el perfil de las calles de San Telmo”, adicionó. En cuanto al arbolado, Stolkiner sostuvo que “a los vecinos nos llama la atención que hablen de arbolado después de que talaron los árboles de la avenida Paseo Colón. Se talaron setenta arboles añosos por la extensión del Metrobus del Bajo”, finalizó la profesional.
En tanto, Jonatan Baldiviezo, titular del Observatorio del Derecho a la Ciudad y además vecino de San Telmo sumó: “el Gobierno porteño para legitimar el negocio de los convenios urbanísticos decidió que el dinero obtenido de las excepciones inmobiliarias para construir torres sea destinado a revitalizar el Casco Histórico de la Ciudad. En los sectores de oficinas impulsará su residencialización. Y en sectores residenciales estimulará el crecimiento de la oferta de comercios y servicios gastronómicos, liberando el uso del espacio público. Se pretende pasar de un barrio histórico a un barrio turístico. Un claro ejemplo de un proceso llamado de Turistificación (gentrificación por el turismo)”.
“Cuando desde el Gobierno de la Ciudad se anuncia la puesta en valor de un área, el patrimonio porteño se estremece. La última intervención realizada en el Casco Histórico, en Defensa y Alsina, es ilustrativa”, puntualizó a Perfil Ana Bas, de Basta de Demoler. “Aún sin fallo en la Justicia, se niveló calzada y vereda, se implantaron bolardos, se iluminó con farolas chinas de pie, se intervinieron los interiores de los edificios históricos, se amplió el Museo de la Ciudad con pobre factura y sin recordar a su creador y gestor, el arquitecto José María Peña, en aras de una modernidad incomprensible”.
Por su parte, Edio Bassi, vecino aledaño, y miembro de la Asociación de Comerciantes del Casco Histórico, se encuentra conforme con las obras que se están desarrollando y dijo: “Estoy de acuerdo con los trabajos que se están desarrollando en el área. La nivelación de las calles y aceras será una forma de unir todo el Casco Histórico. La calle de convivencia es un concepto moderno que levantará a las calles que estaban un poco abandonadas. Estoy de acuerdo con la idea de que Bolívar sea una calle de convivencia, que favorezca la peatonalización y el uso de la bicis, y que, además, sigan circulando la autos. Será una forma de unir el Casco Histórico y puede tener buen impacto comercial. Para el comercio inicialmente es una medida favorable”, finalizó.