Llegando la primavera se produce un espectáculo natural en el paisaje de nuestra Ciudad de Buenos Aires, ya que cuenta con unos 3.000 ejemplares que están distribuidos en veredas y espacios verdes emblemáticos como los que se encuentran en los parques Lezama, Saavedra, Avellaneda y Chacabuco.
La despedida del invierno da paso a los nuevos colores que trae la primavera, ocasión en que los árboles de la ciudad dejan atrás las tonalidades grises y el paisaje se vuelve vibrante con la floración estacional de las primeras especies. En este proceso, la Ciudad ha comenzado en las últimas semanas a florecer con la tonalidad rosada de los lapachos.
“Desde la Ciudad tenemos una política sostenida de plantaciones que apunta a incrementar nuestro gran patrimonio arbóreo que supera los 430 mil”, señaló Julia Domeniconi, secretaria de Atención Ciudadana y Gestión Comunal. “A partir de septiembre se da una sucesión planificada de florecimientos de distintas especies que embellecen el paisaje urbano, la del lapacho es la primera de un ciclo que dura unos 6 meses y nos anuncia la pronta llegada de la estación de las flores”, indicó la funcionaria.
Asimismo, la Dirección de Espacios Verdes y Arbolado de la Ciudad junto a todas las comunas han decidido incorporar más de 15 mil ejemplares en veredas y parques de unas 20 especies entre las que se encuentran nuevos ejemplares de esta variedad. Por otra parte, el plan maestro de arbolado prioriza una selección de especies que tiene larga historia, entre la que se encuentra el lapacho, ejemplar que supo adaptarse al clima del distrito. Esa labor continúa en el vivero de la Ciudad que provee nuevos ejemplares de la especie.
“Menos popular que su pariente cercano, el jacarandá, pero no por ello menos espectacular, el lapacho se caracteriza por una intensa floración, que comienza hacia el final de los meses fríos y se intensifica durante la primavera”, indica el ingeniero agrónomo Jorge Fiorentino, gerente de Arbolado de la Ciudad. Asimismo, el experto subraya que estos árboles llegaron del Norte argentino por decisión de Carlos Thays, siendo el más icónico de la Ciudad el lapacho de Ezcurra, ubicado en las calles Figueroa Alcorta y Ramón Castilla.
A la vez, la población de lapachos en los espacios verdes de la Ciudad ronda los 1.345 individuos. Asimismo, se los puede encontrar en los parques Saavedra, Los Andes, Avellaneda, Chacabuco, Micaela Bastidas, Thays, Patricios, Rivadavia, Lezama y Alberdi, los canteros de la Avenida 9 de Julio, la Plaza de los Virreyes, Plaza Armenia y Plaza Italia, entre otras localizaciones.
Por otra parte, el listado de las comunas que registran una mayor presencia de lapachos está encabezado por la Comuna 7, donde se encuentran 272 ejemplares; seguida de la Comuna 12, con 233; la Comuna 4, con 170; y la Comuna 10, con 158. Por otro lado, los barrios porteños donde tienen mayor preeminencia son Palermo, Saavedra, Puerto Madero y Villa Urquiza. A la vez, los hay próximos al monumento a Güemes (en Echeverría y Avenida Figueroa Alcorta); frente al Museo Bernandino Rivadavia, en el Parque Centenario, y en la Vuelta de Rocha (Av. Pedro de Mendoza y Del Valle Iberlucea), en La Boca.
Asimismo, la variedad local responde al nombre científico de Handroanthus impetiginosus, al que generalmente se conoce como “lapacho morado», «lapacho crespo» o «lapacho rosado del Noroeste”. Su denominación en lengua toba incluye las denominaciones «aiajlái», «aialái» y «aialék», mientras que en guaraní se lo llama «potý-ipé», «tayí-pichí», «tayí», «tayí hú», «tayí pirurú», «tayí piraí» o «ipé».
“Junto al jacarandá, el liquidámbar y el tilo, el lapacho es una de las principales especies elegidas por la Ciudad en el plan de forestación de 2022, que suma este año 15.480 nuevos árboles a los más de 430 mil existentes en los espacios verdes y veredas porteñas”, informa Lucía Ferrari, directora de Espacios Verdes y Arbolado.
Al mismo tiempo, el lapacho es un árbol inerme, caducifolio, o sea, que deja caer sus hojas y que alcanza entre 20 y 30 metros de altura, su tronco es de corteza color castaño oscuro y desarrolla un diámetro que alcanza los 80 centímetros. Posee en sus flores su máximo atractivo. “Son flores hermafroditas, por lo común de color rosado-morado, rara vez blancas, que miden entre 4 y 6 centímetros de largo”, indica Fiorentino.
“En Buenos Aires, la floración del lapacho comienza en los primeros días de septiembre, momento en que empiezan a apreciarse sus ramas defoliadas cubiertas completamente de flores. Hacia final de mes, aparecen las hojas y los primeros frutos, que perduran hasta entrado el verano”, informa el ingeniero.
Asimismo, hay otras especies de lapacho, casi todas del mismo género, como la Handroanthus heptaphyllus, denominación científica del “lapacho negro” (por el color de su madera), “lapacho morado” o “lapacho rosado misionero”.
En el resto de la Argentina, el lapacho crece en el noroeste, donde se lo ubica en las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y el norte de Catamarca, y se lo cultiva en en Formosa, Chaco, Misiones (donde fue declarado Monumento Natural Provincial), Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, además de Buenos Aires. En las ciudades se lo puede observar en parques y jardines o formando parte del arbolado de las calles. A la vez, crecen lapachos en la selva tucumano-boliviana y en otros países del continente como México, Brasil y Paraguay.
El Lapacho, una especie que resalta en el cono sur
El lapacho, sea de flor color rosado, amarillo o blanco, es el árbol nacional de Paraguay, declarado por la Ley Nº 4.631 del 10/05/2012 a propuesta de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción y en adhesión al bicentenario de la independencia de la República del Paraguay.
Asimismo, la variedad Handroanthus chrysotrichus, conocida como “lapacho amarillo” adquiere este nombre por el color de sus flores y es el árbol nacional de Brasil, donde comúnmente se lo conoce como “ipê”, “ipê-amarelo”, “ipê-amarelo-cascudo” o “ipê-amarelo-paulista”.
