El Barrio Inglés del barrio porteño de Caballito tiene récord de propiedades a la venta. La emergencia sanitaria golpeó de lleno a una de las comunas más tradicionales del territorio porteño. Se ofrecen propiedades a un treinta por ciento menos respecto a dos mil diecinueve.
El Barrio Inglés abarca seis manzanas en la comuna número seis. Posee una arquitectura ecléctica y gran parte de sus propiedades se encuentran valuadas por encima del millón de dólares. Cuenta con seguridad durante las veinticuatro horas del día y autos que se dejan en la calle, siendo estimada una de las zonas más seguras de Capital Federal. Desde hace poco forma parte del Patrimonio Histórico de la C.A.B.A.
Repentinamente, varias casas instalaron carteles de inmobiliarias con la leyenda «Se vende». «Como efecto de la pandemia, muchos han decidido migrar hacia las afueras de la ciudad o incluso más lejos, buscando amplios espacios verdes y una mejor calidad de vida. Y definitivamente el segmento premium encuentra mayor dificultad para vender sus propiedades, en virtud que los potenciales compradores hoy tienen una gran diversidad de opciones de viviendas, un universo de zonas variadas y con valores más accesibles», refiere Gustavo Nogueira, martillero de la zona.
Agustín Walger, director de Lépore, agrega que «el segmento premium sufre más la pandemia y la situación económica del país al vender una propiedad respecto de otros segmentos por una razón de concepto. Normalmente éste tipo de productos, ya sean casas o departamentos, en primer lugar juegan con una amplitud que rompe con al tradicional relación u$s/m² y los tickets promedio. Al tratarse de superficies holgadas, los importes para salir al mercado van a ser altos. Por otra parte, hemos perdido el concepto del valor de las cosas en los últimos años. Ya no se sabe, a ciencia cierta, qué es caro o qué es barato. Entonces defender productos ‘premium’ es un arduo trabajo».
«Tiempo atrás, por cuestiones de seguridad o privacidad, era muy común que no le permitieran a la inmobiliaria designada a hacerlo y hasta a veces pedían que no fuera publicada en internet con fotos o videos. En aquella época las ventas se realizaban por un “boca a boca” de una manera más artesanal. El mercado actual, demanda adaptar a esas propiedades a los usos y costumbres que hoy se manejar al momento de buscar una propiedad para comprar», ahonda.
Según Nogueira: «Se trata del segmento que más ha sufrido el sinceramiento de precios en el valor del metro cuadrado, que hoy oscila los 3000 dólares, muy por debajo de lo que costaba tan solo unos años atrás», explica. Walger coincide y señala que «en los últimos 2 años, las propiedades han caído alrededor de un 25/30%. En algunos casos la merma fue mayor, pero hay que analizar si estaban originalmente en un valor correcto”.
«El segmento residencial (el usado) suele ser más complicado para actualizar valores, ya que los propietarios le agregan normalmente al proceso de venta una carga ‘sentimental’ o ‘emotiva’ que suele sobrevaluar la propiedad dejándola fuera del radar de posibles compradores. En cambio, en propiedades ‘a estrenar’, el grupo desarrollador tiene, por lo general, una gimnasia mental que lo hace rápidamente adaptarse a los vaivenes del mercado siguiendo su estructura de costos. La gran diferencia es que este último está planteado como un negocio», subrayó.
Para concluir, Walger, aseguró: «Este tipo de propiedades no se venden por metro cuadrado”.