Exigen al ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires que frene el desalojo de más de cien familias en el barrio treinta y uno.
La toma se conoce como “la fuerza de las mujeres”, dado que se encuentra encabezada por ochenta mujeres con sus ciento setenta y cinco menores que no tienen dónde acudir. En tanto, la fiscalía número once ya les notificó el pasado viernes que existe una orden de desalojo que se tendría vigencia en setenta y dos horas hábiles.
Otra vez el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Justicia porteña pretenden desalojar a más de cien familias que se encuentran acampando hace treinta días sobre un basural, en una zona del barrio treinta y uno lindera a unos viejos depósitos de containers del puerto. La novísima toma, que pone en evidencia una vez la profundización de la crisis habitacional de la C.A.B.A., se conoce como “La fuerza de las mujeres”, dado que es propiciada por ochenta mujeres con sus ciento setenta y cinco menores que no tienen dónde acudir.
La fiscalía número once de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a cargo de Valeria Massaglia, les hizo saber el día viernes de una orden de desalojo que se concretaría a las setenta y dos horas hábiles, en tal sentido, hoy se vence el plazo establecido por la justicia para concretar el desalojo con la fuerza pública. De momento el gobierno porteño no ofreció ninguna alternativa.
“El drama de este centenar de familias desamparadas ocurre en tiempos en que en la Ciudad de Buenos Aires los precios de los alquileres no paran de subir y no existe una política habitacional coherente y articulada”, alertó la entidad Somos Barrios de Pie de la Capital Federal. “El único recurso que el gobierno ofrece es el Subsidio Habitacional, que no resuelve el problema durante la urgencia, y mucho menos ofrece una respuesta permanente”, ahondaron.
El subsidio que les otorga el ejecutivo de la Ciudad consiste en seis mil pesos durante seis meses, lo que no solucionaría el inconveniente habitacional de las familias involucradas. A modo de ejemplo desde la entidad informaron que “una habitación de 3×3 m2 en la villa, con baño compartido, cuesta $10.000 por mes, mientras que un departamento cuesta entre $20000 y $25000. El subsidio habitacional es insuficiente, pero además, según explican en el barrio a las mujeres con sus hijos (sin marido) no les alquilan”.
La realidad de las mujeres que participan en las tomas es parecida a la que se vivenció en la conocida toma de Guernica, de la cual durante la jornada de ayer se cumplió un año y que fue desalojada en el mes de octubre del año dos mil veinte. “Muchas no lograron seguir alquilando donde estaban o fueron desalojadas, otras se encuentran en situación de violencia de género, algunas trabajan por horas, otras perdieron sus trabajos recientemente”, argumentaron.
“Todas tienen en común que se encontraron sin opciones y no tienen a dónde ir. Lo que piden es que les dejen construir sus casas en esas tierras donde actualmente hay un basural y escombros o que les permitan acceder a una vivienda que puedan pagar en cuotas”, fundamentaron.
Paralelamente, la entidad denunció violencia institucional por parte de la policía que debieron padecer en el predio: “Durante las primeras semanas padecieron muchas hostilidades por parte de la policía que las presionaba para que desistan de la toma. Les llevaron los colchones y no les dejaban entrar alimentos o abrigo”.
Las protagonistas indicaron que “entramos comida y frazadas escondidas en los carritos de los nenes” ya que no les dejaban sacar agua de una canilla que está ubicada a unos metros del acampe y les cortaron el suministro eléctrico durante toda una noche. Una de ellas, cumple funciones en una empresa de ropa, es madre de seis menores y explica su realidad: “El viernes nos dijeron que teníamos 72 horas para desalojar y que, si teníamos algo de valor que lo saquemos, querían asustarnos, y la verdad si vienen y nos sacan, no sé, me quedaré afuera y volveré a entrar, porque yo no tengo donde estar”.