Luego de la decisión de Javier Milei de prorrogar el presupuesto 2023 para este 2024, desde las universidades afirman que incluso con un congelamiento de sueldos, el funcionamiento de las instituciones se encontraría en riego.
La determinación del presidente Javier Milei de prorrogar el presupuesto 2023 para el Estado ya se encuentravigente, y puso en pie de alerta a las universidades nacionales, unas 132 en toda la Argentina. Desde las universidades afirman que con el congelamiento de sueldos podría encontrarse en riesgo el inicio de las clases.
Si prorrogar el presupuesto representa que se tomarán los salarios de diciembre y se los multiplicará por 13, el ritmo inflacionario del último mes implicaría que su valor real se reduciría a la mitad en un par de meses. En tanto, si se girara en enero la partida del mismo mes, pero de 2023 (sin los aumentos que se hicieron durante el año), no alcanzaría ni siquiera para el primer mes de 2024. Asimismo, en cualquiera de ambos casos, los cálculos más optimistas determinan que los fondos podrían evaporarse entre abril, y julio o agosto.
Por otra parte, Mario Lozano, ex rector de la Universidad Nacional de Quilmes, dijo: “El presupuesto universitario tiene dos grandes rubros: lo que se usa para pagar salarios, que en las distintas universidades equivale a entre un 65% (cuando tienen una economía ordenada) y un 90% del total. El resto, lo que queda por fuera de los salarios y está estipulado en el proyecto de la Ley de Presupuesto Nacional, es para funcionamiento. Eso incluye todo lo que hay que abonar, desde alquiler, equipamiento, laboratorios, computadoras o muebles, hasta becas, contratos, servicios».
Al mismo tiempo, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA necesitó el año último 200 millones de pesos para mantenerse en funcionamiento (sin sueldos). En tanto, con una inflación del 220 o 230%, ahora necesitarían unos 600 millones; es decir, que con los 200 millones que les alcanzaron para todo el año llegarían hasta abril como máximo.
«Cualquiera se da cuenta de que lo que se gastó en 2023 tiene que ver con cosas que tenían un costo distinto en enero que en febrero o en marzo. De hecho, el presupuesto del año pasado estaba armado con una inflación estimada en el 60%, y luego hubo ajustes porque la inflación terminósuperando el 140%. Y cuando hablamos de personal del Estado, eso incluye al Conicet, a las universidades, pero también a los hospitales… Si en enero se pagan los mismos sueldos que en diciembre, eso ya sería un golpe para el bolsillo, y lo mismo en febrero y marzo. Si uno multiplica diciembre por la cantidad de meses, con ese presupuesto se acaba la plata más o menos a mitad de año», comentóal Destape Jorge Aliaga, Secretario de Planeamiento y Evaluación Institucional de la Universidad Nacional de Hurlingam e integrante del Directorio del Conicet.