El 15 de Noviembre ha sido designado por la OMS Día Mundial Sin Alcohol, para visibilizar la morbimortalidad causada por el “Consumo Problemático” de alcohol. Esto depende tanto de factores psicológicos y físicos que potenciarán las consecuencias personales y sociales del alcohol, como de la cantidad y tipo de ingesta de bebidas.
Estadísticas del problema
En Argentina 2007 a 2009 la principal causa de muerte atribuible al alcohol correspondió a enfermedad hepática avanzada (54%).
El mayor consumo se registró entre personas de 17 a 24 años.
En 2017 el 37% de la población que no había bebido anteriormente había iniciado la ingesta en ese año, siéndolos nuevos consumidores mayormente varones y el 31% menores de 25 años, cuadruplicando la tasa del 2010.
Otro patrón en ascenso preocupante es el CEE (consumo episódico excesivo), que se observó en el 20%de la población y 47% de adolescentes y adultos jóvenes de 12 a 24 años, y que en el 90% no estuvo relacionado a CER (consumo excesivo regular).
En 2018 se publicó la Guía de la Sociedad Argentina de Hepatología (SAHE) para el manejo clínico de la enfermedad por alcohol, donde se visibilizaron realidades y se definieron conceptos para tener un lenguaje común y objetivo para hablar interdisciplinariamente un mismo idioma.
*UBE Unidad de Bebida Estándar: Corresponde a ml de cada bebida que corresponda a 10gr de alcohol.
*CRE Consumo Regular Excesivo: Definido como ingesta de más de 2 UBE en la mujer y 3 UBE diaria en el hombre. Este patrón se asocia en mayor medida a diagnóstico de cirrosis y sus consecuencias, siendo importante en este subgrupo de pacientes descartar o tratar sinergias a nivel hepático que aceleren la evolución a cirrosis.
* CEE Consumo Episódico Excesivo o ‘’Binge Drinker”: Consumo en 2hs de más de 48gr en la mujer y 60gr en el hombre. Este patrón de consumo se asoció a mayor riesgo de hepatitis alcohólicas agudas y a situaciones de violencia o descontrol, aumento de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, accidentes automovilísticos o traumas varios. Este patrón es más observado en jóvenes y adolescentes, quienes tienen una tolerancia cultural al consumo de alcohol y es consecuencia del mito de que el consumo episódico no tiene consecuencias orgánicas.
Se analizaron con preocupación ciertos datos del último censo de SEDRONAR (2017), y entendiendo que el alcohol es un “factor de riesgo necesario, pero no suficiente”, para generar daño hepático, se plante ó la necesidad de coordinar una acción estratégica para:
- INFORMAR a la población sobre herramientas para el CONSUMO RESPONSABLE (Marketing, publicidad, ONG, grupos de autoayuda, grupos de padres, escuelas, entidades de entrega de licencias de conducir).
- EMPODERAR APS para detección precoz, anmnesis objetiva, prevención de sinergias en el daño hepático y trabajo conjunto con hepatología en los siguientes aspectos:
+Reconocimiento de patrones de consumo:
+ Identificar grupos de riesgo clínico (diabetes, cardiópatas, obesidad, hepatitis previas, HIV en tratamiento, polimedicados);
+ Detectar lesiones hepáticas por alcohol precozmente (esteatosis hepatitis alcohólica, síndrome de abstinencia)
- BUSCAR NODOS E INDICADORES DE PROCESO, POTENCIAR LAINTERDISCIPLINA COORDINADA para fluidificar atención completa del paciente y tener estadísticas propias. Interacción con programas de Enfermedades Crónicas No Transmisibles dentro de las cuales actualmente está el Programa de Alcoholismo.
Sabemos que es una tarea que insume tiempos y que dará sus frutos a largo plazo, pero debemos iniciar el cambio hacia este nuevo paradigma de atención.
El NO al alcohol en determinadas situaciones y el “consumo responsable” debe ser adaptado a cada persona individual con consejo de un equipo interdisciplinario.
Fuente: Prensa SAHE